Primera suplencia

En mi primera suplencia en la escuela pública me di cuenta que no estoy del todo preparado. Tal vez sea demasiado exigente conmigo mismo. Pero hay cosas que no se aprenden en el profesorado. Hay cosas que se aprenden haciendo, el oficio. Es algo intransferible. No está en los libros. Se vive. Hoy me tocó vivir esa adrenalina de actuar sin red. No hay una pareja pedagógica, no hay un docente de prácticas. Estás vos, a cargo. Te llaman por la mañana y caes de paracaidista en un aula que no conocés, que no te conocen.
¿Qué hago? 



Me presento, abro un espacio de diálogo, preguntas y respuestas. Me disculpo anticipadamente por no poder aprenderme todos sus nombres. Al poco tiempo me quedo sin saber qué hacer. No tengo nada planificado. No tengo tiempo para pensar. Improviso, ¿leemos algo...? Pregunto si todos terminaron los problemas que dejó la otra profe. Algunos si, otros no, ya tengo con que trabajar. Matemática allá voy.
La cosa empieza a fluir, pero noto que hay niveles muy desparejos. Algunos hablan de las tablas, otros ni entienden las preguntas. Trato de avanzar con los que quedaron atrás, pero los que ya terminaron se aburren. No sé escuchan entre ellos. Gritan. ¿Cómo hago? Empiezo a ver dónde se quedaron los que se quedaron, algunos ni copiaron las consignas, otros sí, y quieren ayuda YA. Les pido que esperen. La cosa se empieza a ordenar, agrupo según dificultades, avanzan. Luciano dice que no puede. Llora con la cara pegada a la puerta. "En casa no voy a poder tampoco". No entiende nada de la consigna. Trato 3, 4, veces de explicarle, entre interrupciones de sus compañeros. La maestra que estaba dijo que "tiene Asperger,  su APND no vino, pero que es tranquilo". No sé qué hacer con él, está frustrado. Llora. Trato de calmar su angustia. Le propongo que lo terminemos mañana en clase. Lo anoto en su cuaderno para que en su casa lo sepan. Asumo que llora porque en su casa lo deben retar si no lleva las actividades del cuaderno resueltas. Se lo pregunto. Creo que es eso. Por fuera de esa burbuja que armamos ahí entre los dos, buscando su calma, el mundo sigue. Y ya es tarde y están cansados.
Entre corrección y corrección de matemática escucho como al pasar que adelante hablan de la aparición de un cuerpo, en el río. Tercer grado. Ahora lo pienso y casi que tiemblo con las cosas que se dijeron hace unas semanas del caso Maldonado y el rol de la escuela y los docentes. Los pibes no viven en un frasco. Ven. Escuchan. ¿Cuánto entienden? ¿Alguien se toma el trabajo de explicarles? ¿De escucharlos? Hoy no es mi rol. En mi primera suplencia, en medio del caos que son mi cabeza y el aula.

Pasaron tantas cosas tan rápido que no puedo ni procesarlas, por eso lo escribo, para acomodar el mundo de locura que fue hoy.

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